Mito Dona Cruces / @mitodona .- El mundo de los toros es un dado en mi vida, desde prácticamente mi nacimiento. Mi familia paterna es muy taurina y hasta tuve un tío matador de toros, al que lamentablemente el destino no me dio la oportunidad de conocer.
No puedo pretender yo explicar lo que es o no la fiesta brava. Sería bastante ingenuo pretenderlo. Sólo quise intentar exponer lo que significan para mí “los toros”. Lo que me atrae y también lo que me aleja de la fiesta.
Mi inicio en la tauromaquia se dio desde las historias que me relataba mi padre sobre el tío Héctor (Héctor Dona Álvarez – ´Hector Álvarez´). Entendí desde temprano que hay mucho más en el toreo que lo visible para la mayoría de la gente. Hay vocación, sacrificio, trabajo, valor, entrega y arte.
Poder apreciar los detalles de todo lo que gira alrededor de una corrida de toros es tan importante como lo que se desarrolla en el ruedo. Esos detalles sólo se aprenden a valorar si tienes la suerte de que alguien se dedique a explicártelos. Y por supuesto si tú tienes el interés de conocerlos.
Los detalles hacen la mayoría de las corridas en mi opinión. Y conocer la historia de la tauromaquia, enriquece los detalles que puedes disfrutar o apreciar. Entenderlos transforma la perspectiva en la que percibes algo tan profundo como el arte del toreo.
Y también entiendo como hay personas que solo ven brutalidad y tortura contra un animal. Como dije antes, la fiesta brava no es para todo el mundo. Y en cierto modo, creo que las corridas de toros, donde el animal es picado y muere a estoque, desaparecerán en un futuro cercano. No creo que la fiesta desaparezca, pero creo que evolucionará. Quizás hacia el estilo portugués, donde el toro no muere al final de la lidia. Hay cierto conflicto en esto y en mi afición por el mundo taurino, pero no voy solucionarlo en estas líneas. Ni en el futuro cercano.
Dejando de lado la polémica de los pro y anti taurinos, yo encuentro una magia especial en la danza de un hombre, con un pequeño trapo de tela, eludiendo la embestida de un animal de más de 500 kilos.
Es una pelea entre la habilidad del torero y la fuerza del toro. Entre la destreza y el poderío. Entre la inteligencia y el instinto. Entre la sangre y la arena. Entre la vida y la muerte.
En esa delgada línea, que divide la gloria de la tragedia para el torero, es donde se tejen y ensamblan los momentos que embrujan al aficionado taurino. Es allí donde el dominio de la inteligencia controla las embestidas del toro en lugar y velocidad. Donde la voluntad del toro se somete al llamado del engaño del torero.
Las corridas de toros no dejan indiferente a nadie, no se pintan en grises. Las odias o te atrapan para toda la vida.
