domingo, 16 de mayo de 2010

La primera cena con los suegros



Mito Dona Cruces /  twitter: @mitodona .- Después de mis post anteriores, debo confesar que sentí la necesidad de escribir sobre algo más trivial, ya que la realidad nos está poniendo difícil ser positivos.

Por eso me decidí a escribir sobre algunas situaciones que creo que nos hacen sentir incómod@s, y al mismo tiempo indagar un poco en cada situación para buscar la causa de nuestro malestar. De todos los escenarios que pude pensar, elegí la primera visita a casa de los suegros, para este primer análisis de lo incómodo.

Comer por primera vez en casa de los suegros es un clásico. No importa para quién sea el estreno, tanto mujeres como hombres temen la llegada de este día. Además siempre es una invitación a comer, cuando en realidad la comida sea lo de menos importancia. Generalmente para los hombres es la primera confrontación formal con el progenitor de su novia. Para el Padre, es el primer encuentro con el “malandro” que está pervirtiendo a su niñita. Si la situación es al contrario y la debutante es la mujer, el jurado suele ser más exigente aún, pues la Madre siempre lleva refuerzos a la cita, ya sea una hija, hermana, comadre o abuela. Todo con el objetivo de analizar en detalle a la “zafia” que se quiere “robar a mi muchachito”.

Siempre hay puntos específicos que son los más incómodos dentro de esta situación. Por ejemplo, en el caso del hombre, siempre está la pregunta de rigor por parte del papá: “Y Ud. qué hace para ganarse la vida?”. La respuesta siempre es o debe ser el título más técnico que tenga tu profesión, buscando impresionar. “Soy analista de procesamiento de alimentos y bebidas, en la corporación Arcos Dorados de Venezuela, señor”. La novia siempre busca respaldar la versión y suelta algo que tenga que ver con el performance de su enamorado “Si papá, y fue el más destacado en su área el mes pasado”. El viejo, que se las sabe todas más una, sobre todo porque pasó por la misma situación, asiente con gesto serio. Pero en realidad está pensando “Este pendejo es cajero de Mc Donalds y fue el empleado del mes en Abril. Seguro voy a buscar una papas fritas y veo su foto en la placa al lado de la caja”.

A las mujeres, el panel de escrutinio conformado por la mamá, abuela, madrina y hermana, suele detallarles desde las prendas de vestir, hasta la manera en la que hace contacto con el “muchachito” de la casa. Aquí el arma elegida son los comentarios sarcásticos en contra de la susodicha. La mamá, conocedora del tema igual que el padre, comenzará con un veneno suave pero efectivo. Si la novia se llama Carolina, elegirá cualquier nombre que comience por “C”, excepto el correcto claro está. “Caterina bienvenida”, “Corina que bueno conocerte”, etc., etc.

Cualquiera de las mujeres del panel está autorizada para realizar la pregunta obligatoria, por ejemplo la abuela podría disparar “Carmen, cómo se conocieron tú y mi muchachito?”. Este es uno de esos casos donde todas las respuestas son incorrectas. Nada de lo que diga la pobre Carolina será tomado como positivo.

Es más, la respuesta podría ser “Nos conocimos en la iglesia, después de misa, cuando estábamos limpiando los asientos porque el Padre Juan está enfermo”. ¿Blindada no? Incorrecto, a esa respuesta la abuela contragolpearía con el siguiente comentario: “En la iglesia, que bueno. En mis tiempos la gente respetaba la casa del señor, pero veo que tú no eres de ese tipo”.

La velada siempre prosigue con el juego estratégico de todos los involucrados, unos atacando y otros defendiéndose como pueden. ¿De dónde es tú familia? ¿Tus padres son divorciados? ¿No quieres un suéter Celia? , debes tener frio tan destapada! ¿Pérez? ¿No serás familia del narcotraficante que agarraron la semana pasada? ¿Cómo es que te llamas? Es que mi hijo trae tantas amigas a la casa, que es dificilísimo recordar todos los nombres!

En fin una experiencia que recordaremos el resto de nuestras vidas, atesorando las palabras que escuchamos de nuestros suegros, y adaptándolas para el momento en el que nos toque recibir a nuestro yerno o nuera.



miércoles, 5 de mayo de 2010

Expropiación en carne propia



Mito Dona Cruces/ @mitodona .- Expropiar es según la Real Academia Española: “Privar a una persona de la titularidad de un bien o de un derecho, dándole a cambio una indemnización. Se efectúa por motivos de utilidad pública o interés social previstos en las leyes”.

Durante los últimos años los venezolanos nos hemos familiarizado con este término, en contra de nuestra voluntad. Y por supuesto con la acción que conlleva.

El listado de bienes que han sido expropiados por el gobierno es infinito, pero las historias que encierran estas expropiaciones son mucho más graves que los resultados nefastos de las propias acciones.

La verdad es que al conocer alguien que esté viviendo en carne propia una expropiación, quedan en segundo plano los tecnicismos. Es en la realidad humana de esta situación donde se puede palpar el impacto.

“Mi mayor preocupación son mis hijos y mi familia. Yo con mi trabajo llevo el pan a mi casa. Y cuando quede desempleado de verdad no se qué voy a hacer. Tengo muchos años en esta compañía. Este es mi hogar también”, me comenta un afectado. Sus gestos reflejan la carga que lleva a hombros.

Hay un grupo de trabajadores afectados reunidos después de realizar una marcha en protesta por la medida. A pesar del gran número de personas presentes, se puede escuchar prácticamente cada pisada que se da en el sitio. El ambiente está cargado con una mezcla de dignidad, incredulidad y, aunque nadie lo diga en voz alta, resignación.

Lo que les impide hacer eso, resignarse, es la idea de no poder enfrentar la realidad que viven en sus casas. “¿Cómo llego a mi casa y le veo la cara a mis hijos? ¿Cómo les digo que no puedo pagarles el colegio? ¿la comida?” nos dice con los ojos llenos de lágrimas otro trabajador afectado, pero sin dejar escapar ninguna. “Pero no me resigno. Yo tengo la esperanza de que esto se va a arreglar” y se obliga a hacer su mejor imitación de una sonrisa. Suena dramático, pero sentirlo tan cercano lo lleva a otro nivel. Es trágico.